viernes, 20 de septiembre de 2013

EL MONOPOLIO EN COMUNICACIÓN ES UNA ENFERMEDAD, QUE LOS DOCTORES NO PUEDEN DETECTAR

La prensa es un negocio. Pero no cualquier negocio.
Por algo es que se discute todos los días en occidente sobre el futuro del periodismo escrito –el de papel– frente a los desafíos digitales.


El periodismo independiente y diverso es causa y expresión del vigor de una democracia.

Pero la supervivencia del oficio, de esa característica que lo vincula intrínsecamente a su sociedad, no es puesta en duda solamente por los smartphones.

Gustavo Mohme Seminario, el director de La República, ha emprendido un debate para llevar la compra del 54% de acciones de Epensa por parte del grupo El Comercio al artículo 61 de la Constitución:

“La prensa, la radio, la televisión y los demás medios de expresión y comunicación social; y, en general, las empresas, los bienes y servicios relacionados con la libertad de expresión y comunicación, no pueden ser objeto de exclusividad, monopolio ni acaparamiento, directa, ni indirectamente, por parte del Estado ni de los particulares”.

Mohme ha denunciado que la fusión deja a El Comercio en control de casi el 80% del mercado nacional de diarios.

Desde la otra orilla, entrevistado en Correo, el abogado Alfredo Bullard lo ha llamado “mal perdedor” y sostiene que el “dichoso” término de ‘acaparamiento’ debería ser eliminado de la Constitución. “Hoy día, con la migración de los medios al universo digital, no hay justificación para ello. En prensa escrita, la entrada es libre”, dice.

Su entrevistador, Mario Camoirano, se refiere a la “iniciativa hostil de Mohme y sus socios”, lo que refleja la versión de los integrantes de la familia Agois que retuvieron el 46% de las acciones, y que se asociaron con El Comercio para ejercer su derecho de opción de compra en agosto pasado. Mohme puso US$ 17 millones sobre la mesa para adquirir el 54% del patriarca Enrique Agois Paulsen y su esposa Marcia Mindreau.

Mohme señala que buscaba “rebalancear” el mercado y que en su figura los Agois tenían asegurado el control editorial. Estos responden que la “agresividad” de la oferta –en su carta de aviso, Mindreau firma por su nonagenario marido con poder notarial– les hizo temer que sus acciones fueran posteriormente “licuadas” con un aumento de capital.

Al final; del 49% de El Comercio, 29% de Epensa y 17% de La República; se pasó al 78% de EC.

Lejos de “rebalancear”, la operación terminó por inclinar la balanza totalmente a favor del jirón Miró Quesada.

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La preocupación internacional sobre la materia no es una invención de “Chicho”.
La Universidad de Columbia financia todo un proyecto al respecto.

Y la influyente organización Article 19, basada en Londres y cuyo nombre proviene del artículo de la Declaración de Derechos Humanos referido a la libertad de expresión, ya advierte de los riesgos de la concentración de medios.

Entre sus argumentos destaca que “un reducido número de propietarios puede resultar en reducida diversidad de puntos de vista a los que se les permita expresarse”.

Quienes no le dan mucha importancia a este riesgo, como Bullard, suelen responder que el internet ha desaparecido prácticamente las cortapisas a la libertad de expresión. Pero los blogs de periodismo que lograron su monetización prácticamente no existen en el Perú. Y no es casual que ya se hable muy poco de ellos.

Otros dicen, como sostiene el jurista Aníbal Quiroga, que a diferencia del espacio radiofónico que es finito, el de la prensa escrita es ilimitado y pueden fundarse todos los diarios posibles.

Pero Artículo 19 advierte que “las economías de escala implementadas por los grandes conglomerados de medios también implican que las publicaciones más pequeñas de la competencia deban reducir sus gastos, y ya no sean capaces de crear artículos noticiosos cuidadosamente investigados”.

Para no ir más lejos, la fusión de El Comercio y Epensa se expresa en una sola estructura financiera y económica. La conjunción de grandes dimensiones sobre la que alerta Artide 19. Naturalmente, con un solo aparato de venta publicitaria.

En el fondo eso es mucho más importante que la tan mencionada libertad editorial que se supone retienen los Agois con la creación de un brazo en la empresa dedicado a la generación de contenidos (Correo y Perú.21 ya podrían intercambiar frecuentemente titulares. Como El Comercio, ambos apoyaron abiertamente a Keiko Fujimori en los momentos claves de la elección del 2011).

“Los anunciantes preferirán irse con los conglomerados de medios más grandes, para mayor predicamento de la competencia”, razona con obviedad Artide 19.

MÁS QUE MURDOCH
El debate afloró de nuevo en Australia, el mes pasado.
El diario The Daily Telegraph tituló el 5 de agosto último en primera plana que, con el anuncio de las elecciones legislativas para un mes después, los australianos tenían la oportunidad de “expulsar a esta horda”.

La foto era del, entonces, primer ministro laborista Kevin Rudd que respondió en conferencia de prensa que “el señor (Rudolph) Murdoch tiene derecho a su opinión. Es el dueño del 70% de periódicos en este país”.

Rudd perdió las elecciones y acaba de ser reemplazado por el conservador Tony Abbot.

Como lo precisó el diario británico The Guardian, Murdoch controla en realidad el 59% de las ventas de periódicos en Australia y el 65% de los que se distribuyen en la capital y a nivel nacional.

News Australia Holdings –cuya nave nodriza es News Corporation, controlada por la familia Murdoch–tiene siete grandes títulos y una larga lista de periódicos regionales.

En mayo último, el Centro para el Pluralismo y Libertad de Medios, cofinanciado por la Unión Europea, presentó un estudio de legislación sobre concentración periodística en el Viejo Continente.

Países como Francia e Italia tienen legislación específica al respecto. En el primer caso, se prohíbe que un solo grupo controle más del 30% de la circulación nacional. El caso italiano es más estricto y reduce la valla hasta el 20%.

En Europa también se observan ejemplos creativos de legislación para evitar la consolidación de monopolios. En Alemania, para el caso de una fusión como la de Epensa y El Comercio, se permite una participación límite de 24.5%. En el Reino Unido, las fusiones son sometidas a “pruebas de interés público”.

También ha sido desarrollada toda una línea de legislación llamada “Cross Media” para limitar la propiedad de un solo grupo en radio, televisión y prensa escrita. En Holanda, por ejemplo, quien controle más del 25% del mercado de diarios no puede tener una licencia de televisión. En el Reino Unido, quien controle más del 20% de la circulación nacional no puede tener más del 20% de un canal de TV. La estructura de América Televisión, donde El Comercio tiene las dos terceras partes y La República es el socio minoritario, no sería posible en ninguno de esos dos países.

El Centro Para Desarrollo de Política, basado en Sydney, demuestra en un documento de agosto de 2011 que la concentración de prensa escrita en varios países del primer mundo es muy inferior a lo que ya sucede en el Perú.

En Estados Unidos, las tres principales compañías controlan el 26% de la distribución nacional. Siempre con el porcentaje conjunto de las tres primeras empresas, se encuentra que en España la cifra es de 55%, en Japón de 39%, en Francia de 42%, en el Reino Unido de 62%, en Suecia de 85% y en Holanda de 88%.

Siendo que El Comercio se lleva solito casi el 80% de la torta, podríamos estar ante una marca mundial.

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